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sábado, 22 de diciembre de 2007

No he Contagiado el Espíritu Navideño.

Entré legalmente a los Estados Unidos el 19 de diciembre de 2006, con un bolso, una mochila y quinientos dólares metidos en una riñonera que iba por debajo de la ropa. Tres días antes había estado festejando mi vigésimo tercer cumpleaños en la casa de mis abuelos maternos. Cuando terminó la celebración me despedí de mi abuela con un “nos vemos a la vuelta”. Murió en marzo. Ya no la volví a ver. A las doce de la noche del 24 elevé mi vaso junto a nueve sudamericanos (cinco argentinos, un peruano, dos peruanas y una chilena) a quienes conocía desde hacía cinco días. También estaba presente Ricardo, un dominicano a quien llamábamos Licaldo por su incapacidad para pronunciar las erres, que no brindó. Desconocía la costumbre de festejar a la medianoche, ni la comprendía. Tampoco conocía a su hijo que había nacido después de que él se fuera para el gran país del Norte. Una vez me invitó a comer a Taco Bell y me contó que cuando la chica quedó embarazada, ya no eran novios y él no había querido saber nada con el chico. Pero que desde que se había enterado de su nacimiento, se moría de ganas por conocerlo y quería volver cuanto antes a Dominicana. Hace ya un año que fue eso. Él sigue en California, sin conocer a su hijo. Como en la ciudad en la que vivíamos escaseaba el transporte público, la señora de Recursos Humanos nos recomendó que nos compráramos bicicletas. Mi bici (una playera roja) y la de mi room-mate (una mountain verde), hicieron las veces de árbol navideño. Para que hubiesen regalos, armamos un amigo invisible entre los diez del Sur en el que se podía gastar, como máximo, diez dólares. A mi me regalaron dos pares de medias de soccer y yo regalé un par de ojotas que cambiaban de color cuando les pegaba el sol. Esa misma tarde, noche en la Argentina, había estado llamando a mi casa, pero no había podido comunicarme por la congestión de las líneas. Encima el que cocinó había arruinado el pollo al bañarlo en cebolla. A las dos de la mañana me fui a dormir. Una hora después me levanté y me fui a trabajar al hotel. Durante gran parte de las doce horas que estuve ahí, tuve que escuchar villancicos (hasta una versión reggae de Jingle Bells Rock). En todos lados pasaban villancicos. Como estábamos a sólo dos horas de México, había muchísimos latinos en la zona. Así que en la mayoría de los locales pasaban algunos villancicos en inglés y otros en castellano. Y otros mitad y mitad. Como este, que, con la voz de un niño decía:


Mamacita, dónde está Santa Claus?
Dónde está Santa Claus?
And the toys that he will leave.
Mamacita, oh, where is Santa Claus?
I look for him because it's a Christmas Eve.
I know that I should be sleeping,
But maybe he's not far away,
Out of the window I'm peeping,
Hoping to see him in his sleigh.
I hope he won't forget to clack his castanets,
And to his reindeer, say,
"Oh Pancho, Oh!
Vixen, Oh! Pedro, Oh! Blitzen,"
Olé! Olé! Olé! cha cha cha.
Mamacita, dónde está Santa Claus?
Oh! Where is Santa Claus?
It's Christmas Eve.
Mamacita, dónde está Santa Claus?
I look for him because it's Christmas Eve.
I know that I should be sleeping,
But maybe he's not far away,
Out of the window I'm peeping,
Hoping to see him in sleigh.
I hope he won't forget to crack his castanets,
And to his reindeer, say,
"Oh Pancho, Oh!
Vixen, Oh! Pedro, Oh! Blitzen,"
Olé! Olé! Olé! cha cha cha.
Mamacita, dónde está Santa Claus?
Oh! Where is Santa Claus?
It's Christmas Eve.
It's Christmas Eve.
It's Christmas Eve.
It's Christmas Eve.
Alright, Mamacita. I'll go to sleep now.
It's Christmas Eve......

frcass.



ANEXO.
Haga click sobre la imagen de Papá Noel y disfrute del Villancico. El chico que está cantando en el video, murió en Abril. Ahora, todos juntos, “Mamacita, dónde está Santa Claus…


4 comentarios:

Anónimo dijo...

JAJAJAJAA. Sos lo menos. Este sí es un post triste y aún así me provoca reírme. Lamento lo de tu abuela. Y lamento muchas cosas de lo que contás.
Pero todos los años en Diciembre tenés la oport de contagiar el espíritu navideño. Estamos a 2 días, si te ponés las pilas, llegás a hacerlo este año.
También te podés pegar un tiro y ser recordado... pero te vas a perder el helado de Año Nuevo.

Anónimo dijo...

flancisco,espero q esta navidad haya sido mejor q la anterior!!!
sin embargo no entraste en mi ranking de cosas q me hacen llorar!

frcass dijo...

mgbono: no creo que haya helado en año nuevo, pero el tiro me lo guardo, habrá turrón.

cynthu: esta Navidad no fue mejor. Descubrí que mis primos más chicos a Papá Noel le dicen Santa.
Primo de 9 Años: ¡Vino Santa!
Francisco Cásserly: No se llama Santa, se llama Papá Noel. Pelotudo.
Primo de 9 Años: ¡Vino Santa!
Francisco Cásserly: Además no vino "Santa". ¿No te das cuenta de que los llevaron a mirar los fuegos artificiales para poner los regalos en el árbol? Y tu papá me dijo hace un rato que te compró un cobayo.
Primo de 9 Años: ¿Qué te pasa, amargo? ¿Hace mucho que no la ponés?
Francisco Cásserly: Eso no es asunto tuyo.
Primo de 9 Años: ¡Vino Santa!

NO AL ANONIMATO. Que las personas que pusieron que sí en la encuesta den sus nombres.

Anónimo dijo...

les arruinaste la ilusion? q clase de persona le dice a un niño q papa noel son sus padres??? malvado flancisco, aparte le dijiste q le regalaron un cobayo antes de que el lo viera.
sos el grinch.