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sábado, 29 de diciembre de 2007

No he sido Swinger.

Domingo 16 de Diciembre. Sentada a la mesa del patio, Diana Evelina Norris comenta sobre el escándalo del pueblo en el que resultó en que todos eran infieles. Casi sin pausa, menciona que un amigo suyo, que vive en las Islas Malvinas, le contó que ahí la gente se aburre tanto que tomó la costumbre de realizar fiestas swingers. Todos ponían sus llaves en un bowl y luego sacaban una al azar, con cuyo dueño se irían a la cama. Del otro lado de la mesa, a frcass, su nieto, le surge un interrogante. ¿Qué ocurre si te toca una mujer espantosa? ¿Y si agarrás la llave de una pareja gay? Ahora, dado que en Malvinas hay más ovejas que personas, si te toca la llave de un granjero que esté en pareja con un ovino, ¿estás obligado moralmente a hacerlo con la oveja? ¿Quedás escrachado socialmente si no concretás el coito? ¿Qué pasa si aceptás hacerle el amor pero te negás a besarla? ¿Si alguien se pone de novio con una oveja, la besa? ¿Le cepilla los dientes? ¿Le dice apodos cursis, como, por ejemplo, Ricitos?
En la película de Woody Allen, Todo lo que Usted Siempre Quiso Saber Acerca del Sexo (Y Nunca se Atrevió a Preguntar), el personaje interpretado por Gene Wilder se enamora de una oveja a tal punto, que pierde su mujer y su prestigio por no renunciar a ella. Y surgen más interrogantes. Estas personas que encuentran placer en la relación ovinosexual, ¿hacen diferencia entre machos y hembras? ¿si un tipo tiene relación con una oveja macho, puede ser considerado como homosexual? ¿Si una mujer tiene sexo con Alcides, puede ser señalada como ovinosexual? ¿Es ovinosexual un término válido? ¿Se puede ser ovinosexual y heterosexual? ¿Existirá alguien que prefiera a las mujeres humanas pero a las ovejas macho?
Pasada las diecinueve horas, Diana Evelina Norris se retira a su hogar dejando atrás un tendal de dudas que su nieto no puede responder. ¿Usted qué opina?

frcass.


ANEXO.
Hasta los diez u once años creí que se pronunciaba fermacia y no entendía por qué se escribía farmacia.

sábado, 22 de diciembre de 2007

No he Contagiado el Espíritu Navideño.

Entré legalmente a los Estados Unidos el 19 de diciembre de 2006, con un bolso, una mochila y quinientos dólares metidos en una riñonera que iba por debajo de la ropa. Tres días antes había estado festejando mi vigésimo tercer cumpleaños en la casa de mis abuelos maternos. Cuando terminó la celebración me despedí de mi abuela con un “nos vemos a la vuelta”. Murió en marzo. Ya no la volví a ver. A las doce de la noche del 24 elevé mi vaso junto a nueve sudamericanos (cinco argentinos, un peruano, dos peruanas y una chilena) a quienes conocía desde hacía cinco días. También estaba presente Ricardo, un dominicano a quien llamábamos Licaldo por su incapacidad para pronunciar las erres, que no brindó. Desconocía la costumbre de festejar a la medianoche, ni la comprendía. Tampoco conocía a su hijo que había nacido después de que él se fuera para el gran país del Norte. Una vez me invitó a comer a Taco Bell y me contó que cuando la chica quedó embarazada, ya no eran novios y él no había querido saber nada con el chico. Pero que desde que se había enterado de su nacimiento, se moría de ganas por conocerlo y quería volver cuanto antes a Dominicana. Hace ya un año que fue eso. Él sigue en California, sin conocer a su hijo. Como en la ciudad en la que vivíamos escaseaba el transporte público, la señora de Recursos Humanos nos recomendó que nos compráramos bicicletas. Mi bici (una playera roja) y la de mi room-mate (una mountain verde), hicieron las veces de árbol navideño. Para que hubiesen regalos, armamos un amigo invisible entre los diez del Sur en el que se podía gastar, como máximo, diez dólares. A mi me regalaron dos pares de medias de soccer y yo regalé un par de ojotas que cambiaban de color cuando les pegaba el sol. Esa misma tarde, noche en la Argentina, había estado llamando a mi casa, pero no había podido comunicarme por la congestión de las líneas. Encima el que cocinó había arruinado el pollo al bañarlo en cebolla. A las dos de la mañana me fui a dormir. Una hora después me levanté y me fui a trabajar al hotel. Durante gran parte de las doce horas que estuve ahí, tuve que escuchar villancicos (hasta una versión reggae de Jingle Bells Rock). En todos lados pasaban villancicos. Como estábamos a sólo dos horas de México, había muchísimos latinos en la zona. Así que en la mayoría de los locales pasaban algunos villancicos en inglés y otros en castellano. Y otros mitad y mitad. Como este, que, con la voz de un niño decía:


Mamacita, dónde está Santa Claus?
Dónde está Santa Claus?
And the toys that he will leave.
Mamacita, oh, where is Santa Claus?
I look for him because it's a Christmas Eve.
I know that I should be sleeping,
But maybe he's not far away,
Out of the window I'm peeping,
Hoping to see him in his sleigh.
I hope he won't forget to clack his castanets,
And to his reindeer, say,
"Oh Pancho, Oh!
Vixen, Oh! Pedro, Oh! Blitzen,"
Olé! Olé! Olé! cha cha cha.
Mamacita, dónde está Santa Claus?
Oh! Where is Santa Claus?
It's Christmas Eve.
Mamacita, dónde está Santa Claus?
I look for him because it's Christmas Eve.
I know that I should be sleeping,
But maybe he's not far away,
Out of the window I'm peeping,
Hoping to see him in sleigh.
I hope he won't forget to crack his castanets,
And to his reindeer, say,
"Oh Pancho, Oh!
Vixen, Oh! Pedro, Oh! Blitzen,"
Olé! Olé! Olé! cha cha cha.
Mamacita, dónde está Santa Claus?
Oh! Where is Santa Claus?
It's Christmas Eve.
It's Christmas Eve.
It's Christmas Eve.
It's Christmas Eve.
Alright, Mamacita. I'll go to sleep now.
It's Christmas Eve......

frcass.



ANEXO.
Haga click sobre la imagen de Papá Noel y disfrute del Villancico. El chico que está cantando en el video, murió en Abril. Ahora, todos juntos, “Mamacita, dónde está Santa Claus…


miércoles, 19 de diciembre de 2007

me he divertido

cuando tenia 15 años conoci a una nena de 12. desde ese día mi vida cambio. hoy tengo 21 ella 18. ayer fue la fiesta de egresados de ella. llamo a mi hermano para que me acompañe y me dice que no puede porque tiene que trabajar al día siguiente. llamo a un amigo y me dice lo mismo. al partir de ahora demostrare que una de mis teorias en la vida es cien por ciento eficaz. A principio de año mientras filmaba un cortometraje mi camara se quedo sin bateria. Haciendo uso de varios alargadores me acerco a una casa a la cual le toco el timbre. De ahi salio un joven de unos 16 años el cual me facilito electricidad y yo lo invite a una amena charla con toda la gente que participiaba en ese momento del rodaje. Casi un año despues marco su telefono para invitarlo a acompañarme a una fiesta que quedaba en la otra punta de la provincia, de un colegio que el no conocia, invitados por una chica que el nunca habia escuchado nombrar y sin autorizacion de su madre para ir mas alla de la civilización. Esa noche hasta el día de hoy fue una de las mas felices de mi vida. Me había invitado Cecilia, la misma que habia conocido hacia 5 años. La mujer por la cual puedo decir que creo en la media naranja. Una mujer llena de misterios. una mujer que cuando la veo me hace temblar de pies a cabezas. Que cuando estoy con ella me da verguenza hablarle. Mujer que me hace sentir de diez años. El angel, como la conocen todas mis amistades. Si no fuese porque a esa camara se le acabo la bateria hoy no estaria escribiendo esto. Quizas no sea entretenido. Quizas no sea gracioso. Quizas no sea creativo. Pero gracias a que este encuentro se dio pude volver a ver la unica persona por la cual haria cualquier cosa, porque la amo.

sábado, 15 de diciembre de 2007

No he caído Preso.

El jueves me fui a acostar a la medianoche, decidido a dormir doce horas. Pero no pude. Tardé varias en dormirme y a eso de las nueve de la mañana me llegó un mensaje de texto que me interrumpió el sueño. A partir de ese momento me fui despertando varias veces, cada pocos minutos. En una ocasión, pensando que mi perra había entrado a mi cuarto (cosa que no debería hacer pues tiene prohibido subir las escaleras). En otra, cantando Don’t Look Back in Anger de Oasis (Oeisis). Ya no sé si en voz alta. Cuando me despierto me cuesta diferenciar lo real de lo onírico. Una vez creí que me estaban acuchillando, pero resultó ser la alarma del despertador. El año pasado, falté a la facultad porque consideré que, a pesar de que yo me tenía que levantar, otro yo mío debía seguir durmiendo, por lo que me solidaricé con él y volví a la cama. A lo que voy es que no tengo nada para decir. Tengo neblina en la cabeza. Podría contar sobre uno de los mayores logros de mi vida: dejar de comerme las uñas a los diecinueve. O de la Navidad en que mi Abuela nos regaló a todos vasos de Disney; Daisy para mi hermana, Donald para mi hermano, Goofy para mi primo, Minnie para mí; y yo le dije: “Esto no es un vaso, es una vasa”. Pero no, voy a responder un cuestionario. O voy a transcribir lo que respondí a un cuestionario que nos hizo un profesor a comienzos de año. He aquí.

¿Cuál fue la llamada telefónica más difícil que tuviste que hacer? La primera vez que le dije a una chica que me gustaba fue por teléfono. Di muchas vueltas por la casa y levanté y colgué el teléfono varias veces. Finalmente llamé, le dije y corté.
¿Qué música escuchás a solas y apagás cuando viene alguien? Me gustan mucho un tema de los Backstreet Boys (The Call) y uno de Ashlee Simspon (La-La).
¿Qué comida no te gustaba de chico y ahora sí te gusta? ¿Y viceversa? Antes no comía lechuga y ahora sí, pero hasta ahí. Antes me encantaba la polenta y ahora la odio. Y también odio el Mantecol.
¿En qué cosas sos todavía un nene? Tengo un estante lleno de muñequitos (Cazafantasmas, los de Coca del Mundial 98 y algunos más). Me gusta tomar leche con Nesquik a las cinco de la tarde.
¿En qué cosas sos un viejo? No me gusta el descontrol. La salida ideal para mi es juntarse en un lugar tranquilo con amigos para charlar. Me molestan los pibes irrespetuosos.
¿Cuál fue tu año más feliz? ¿Por qué? 2006. Me salió casi todo bien. Cambié una carrera que odiaba por otra que me gustó mucho más (encima me fue mucho mejor de lo que esperaba), gané un par de concursos de escritura, después de seis meses de lucha conseguí la chica que quería, mis papás se reconciliaron, mi hermana volvió a vivir acá, fui a la cancha cuando River le ganó a Boca 3-1 y me fui a Estados Unidos. Aunque por irme a Estados Unidos perdí a la chica. Pero a un mes de irme era todo perfecto.
¿Qué parte no obvia del cuerpo masculino/femenino te llama la atención? Los dientes.
¿Cuál fue tu mayor acto de valentía? Hace un par de años estaba hamacándome con dos amigos en una plaza como a las tres de la mañana y vino un policía que nos insultó y nos dijo: ¿Por qué no se van a garchar a una mina? Yo respondí: Eso no es asunto suyo. Después de que amenazó con meternos presos, nos fuimos en silencio.
¿Quién es la persona cercana a vos que más admirás? ¿Por qué? Mi papá. Porque tiene muchas virtudes que a mi me gustaría obtener y no creo que pueda.
¿Qué superpoder te gustaría tener? Volar.
¿Qué color odias más? ¿Por qué? Turquesa. Por tener que decirle turquesa y no celeste.
¿Qué querrías hacer antes de morir? Tener un hijo.

frcass.



ANEXO.
Había una nube con forma de pareja tirada mirando el cielo, con ella inclinada sobre él acariciándole la frente. Para cuando terminé de escribir esto, parecía un chancho con cabeza de perro.


miércoles, 12 de diciembre de 2007

si he fumado

no a las drogas si a los acidos. no a la violencia y muerte a los chorros de mierda. no a la contaminacion y si a los deshodorantes para matar el olor a pedo. no a las mujeres ultraconservadoras y si a que mi hermana se tape toda para salir a la calle. no a mcdonnals y si al mc-crispy que la rompe. no a la guerra y si a que invadan estados unidos. no a la represion y si a la limitacion de alguans libertades. no a la repeticion y si al uso de los recursos. no a las mayusculas y si a que me arreglen este teclado. no a acostarse temprano y si a conseguir un laburo que me obligue a descansar. no a los giles que no saben que escribir y si a los capos que improvisan. no a el forro y si a montar a pelo. no al sida y si al noda. si a que te pida plata y no a que me pidas que te la devuelva. no a leer incoherencias y si a escribirlas. no al no y si al si.

sábado, 8 de diciembre de 2007

No he hecho Terapia.

Tengo un amigo, que denominaremos Chopi para proteger su identidad, que tiene la ira fácil. Durante varias noches de maratón de Lost, nos hemos entretenido junto a otro amigo, al que llamaremos Fabriel, haciéndolo engranar. No era complicado, solamente había que bardear algún personaje que él amase, a saber: Hurley, Libby, Sayid y Mr Eko, con el que nos ensañamos. Ahora, si Usted ve Lost, pero todavía no terminó la tercera temporada, le recomiendo que deje de leer. Advertidos, continúo. Capítulo tras capítulo marcábamos los defectos de Eko, remarcando que merecía morir. Hasta que un día vino el humo negro misterioso lo agarró de los pies y lo hizo torta contra el piso. Chopi gritó, insultó y pataleó, pero el nigeriano se quedó bien muerto. Mientras, Fabriel y yo reíamos y festejábamos. Hasta que Chopi insultó a Kate. Mi Kate. Se pudrió todo. Sutilmente le recomendé que hiciera terapia, por sus problemas de ira. Pero se negó, diciendo que la psicología era una paparruchada, y contraatacando con que un discípulo de Freud me diría a mí que, en el fondo, los travestis me calientan por el desagrado que me producen. Entonces, para demostrarle que mi desagrado por los señores/as es puramente por falta de afinidad, transcribo un potencial diálogo con uno de ellos.

Travesti: Flaco, ¿tenés hora?
frcass: No, no.
Travesti: ¿Cómo que no? Si te veo el relos desde acá.
frcass: Bueno, sí, tengo hora. Pero no quiero tener una relación sexual con Usted.
Travesti: Pero quién quiere hacerlo con vos, si debés tener un corchito entre las piernas.
frcass: Eso no es asunto suyo. De todos modos, la hora es subjetiva. Yo le podría decir una hora que sería verdadera acá, pero sería falsa si estuviéramos en California.
Travesti: Vos querías decir que estuviste en California, ¿no?
frcass: Sí.
Travesti: Mirá vos. ¿La conociste a mi amiga?
frcass: ¿Qué amiga?
Travesti: (Tomándose los genitales). Ésta.
frcass: ¿Con esa boca decís “Mamá, te quiero”?
Travesti: No. Con esta boca digo que no es la hora lo que es subjetivo. Sino el tiempo. ¿No es al fin y al cabo una simple invención humana? ¿No es acaso cierto que si uno viaja hacia donde aumenta el huso horario, termina ganándole al tiempo?
frcass: ¿Cómo es eso?
Travesti: Ponele, estamos vos y yo acá. Y vos viajás siempre hacia el este hasta llegar a este mismo punto donde estamos ahora, para vos van a haber pasado ochenta días, pero para mí setenta y nueve.
frcass: Sí, lo sé.
Travesti: ¿Cómo lo sabés?
frcass: Lo leí en La Vuelta al Mundo en Ochenta Días.
Travesti: ¿Y por qué no me lo dijiste?
frcass: Para que lo entendieran los lectores.
Travesti: ¿Qué lectores?
frcass: Lo que decimos está en un blog y hay gente leyéndolo. En realidad esto nunca ocurrió. Vos no existís. Yo te estoy imaginando.
Travesti: ¿Te imaginás travestis vos?
frcass: ¿Eh? Bueno… emmm… sí, pero sólo ahora.
Travesti: Sos medio rarito, me parece.
frcass: Pero andate a freír churros, ¿querés? Ves que no se puede hablar con Ustedes. Me voy, chau.
Travesti: Chau.
frcass: Ah, son ocho y cuarto.
Travesti: Gracias.
Posteriormente, el Travesti asesina a frcass de un golpe en la cabeza, y se come su cuerpo acompañándolo de papas al horno y un ferné.

Y por eso no converso con travestis.


frcass.



ANEXO.
El otro día cumplí 10 posts y no lo festejé. Así que lo festejo ahora. Estoy tomando Sprite.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Depender de los muertos.

Los únicos que no dependen de nada son los muertos.

Es habitual sentir que mi cabeza se infla y desinfla simétricamente con el corazón y tener dos pelotas de fuego en lugar de ojos, pero esta vez la luz es demasiada, el olor a meo que trae el viento me dice que definitivamente no estoy en mi casa y mucho menos en mi sillón-cama. Después de un rato las cosas empiezan a tomar forma. Dormido, o muerto, un borracho está inmóvil a unos pocos metros de donde estoy yo. No puedo distinguir su piel de la tierra que tiene pegada a la cara por la baba, adornando sus trapos, una cinta de seguridad, de esas que dicen “peligro”, que va desde el cuello hasta la panza y termina en las piernas, una especie de cotillón improvisado. Tres cajas de vino se mezclan con la basura esparcida por el parque, los perros, electrodomésticos y televisores tirados entre la fruta y la carne, vidrios rotos, autos incendiados y edificios en llamas.

Mi viejo decía que los únicos que no dependen de nada son los muertos, yo insistía con todos podíamos ser libres si viviésemos tranquilos, los hombres libres existían, y de eso estaba seguro. Puedo encontrar un par de razones para justificar estar durmiendo con uno de ellos, pero lo que no me puedo explicar es ¿Por qué mierda tengo un arma en la mano y que hace mi remera empapada en sangre? Estoy seguro que ninguna de esas dos cosas son mías. Ahora dependo de mí memoria para saber de que dependo.

Siempre tengo la sensación de no haber dormido nunca. Un par de estelas de luz dibujan la persiana de madera, chocan con el aire sucio del cuarto y vuelven a hacerse invisibles. Aire, luz y polvo, una imagen maravillosa que me ofrece el día como anestesia.

Pateando al caminar la ropa sucia, o limpia, llego al escritorio. Busco cafeína entre la nicotina, la maprotilina, la paroxetina y un par de mierdas más que me prohíben tomar las botellas de Ron abandonadas abajo de la cama.

A veces me gustaría tener una vieja chusma y no una persiana vieja y llena de polvo que nunca vi abierta, por lo menos así me sentiría acompañado.

Cafeína, maprotilina y paroxetina.

Solamente necesito diez minutos para que mi pierna izquierda empiece a temblar, mientras intento no partir la computadora en mil pedazos, me preocupo por terminar el trabajo y tener el dinero antes de las diez de la noche.

Partiría la maquina a la mitad sino fuese porque dependo de ella para pagar el crédito que saqué para comprarla, y así, poder comprar las pastillas que me dejan trabajar para mantener una vida que ya ni siquiera depende mí. Y mientras yo me quejo, un empresario argentino, llora abrazando los pies de una joven. Es muy probable que su mujer piense que se fue con otra, o simplemente se haya cansado de ella y sus dos hijos pequeños, pero de la misma manera que yo partiría mi maquina en mil pedazos, la cabeza de este tipo ahora adorna el cemento sin revoque de algún subsuelo en el centro. Nunca saquen un crédito con un prestamista, y mucho menos, para comprar una computadora, medicamentos, y alquileres.

Cae la tarde en la Capital. Al no tener tiempo ni para prender las luces, la estación de radio que hoy me atormentaba con noticias de aumentos, accidentes y una posible crisis energética, ahora lo hacia con algún hit de Luís Miguel en la oscuridad de mi departamento.

Mientras trabajo casi automáticamente, intento no pensar en la habilidad de Henry para partir un cuello en segundos sin dolor, o tal vez, el olor a habano de Fabricio, que puede estar jodiéndome la nariz durante horas mientras él me mutila con su martillo hasta que decida que es suficiente. Dependo de este trabajo para seguir con vida y mi vida depende de esta joven usurera llamada Sonia.

Ya estaba todo terminado, solo necesitaba poner el DVD y grabar el archivo, mi pierna dejaría de temblar, y Sonia tendría su parte. En mi trayecto mano-teclado, mano-DVD, pasó algo interesante. La casa se hundió en la oscuridad total y la voz en la radio desapareció junto con mi cerebro, mi pierna dejó de temblar y mi mano derecha quedó sosteniendo un DVD vacío.

Los únicos que no dependen de nada son los muertos.

Sentí que alguien golpeaba la puerta mientras yo terminaba la botella de Ron, ya habían pasado un par de horas y la luz no había vuelto. Abrí la puerta, la luz de la vela no alcanzaba para distinguir la pared de la tremenda mole llamada Henry. Vino solo, era un trabajo sencillo, asegurar que el otro pague su deuda con efectivo o con su vida. Una vez adentro, solo me miró y preguntó si tenia el dinero sacando su arma, innecesaria, la oscuridad lo hacía más grande aún. Respondí que sí, la botella de Ron y los medicamentos ya habían hecho efecto. Estuve a punto de llevarme la única vela para llegar a la cocina, pero pensé que sería mejor no perderlo de vista. Cuando volví, le extendí un bolso con la mano derecha y con la izquierda le hundí un cuchillo en la garganta, un golpe preciso, letal, y no tengo ni la menor idea de cómo lo hice.

Tiré al gordo a los pies del sillón-cama, agarre el arma y la última botella de Ron y me fui.

El cielo era tan grande y negro, que no podía decidir a donde ir. Opté por seguir derecho un par de cuadras hasta que algo pasara. La luz de la luna bañaba la ciudad entera, gritos, ambulancias, policías y más gritos. Los únicos que no dependen de nada son los muertos. Las siluetas de las personas se dibujaban con la luz del fuego que caía, maravilloso, desde los edificios. Tipos con televisores chocando a otros golpeándose frente a un par de criaturas perdidas y aterradas en una esquina. Las sirenas encubrían los gritos desesperados de alguna mujer que estaba siendo violada a unos pocos metros de un policía muerto. Tiros, explosiones y más gritos. Ver a un hombre caminando empapado en sangre, con un armar en la mano y una botella de Ron en la otra, pasaba completamente desapercibido, incluso creo que era más seguro.

Ya iba por la mitad de la botella cuando vi algo que me llamó la atención, un hombre envuelto en una cinta de seguridad, de esas que dicen “peligro”, junto a un auto en llamas, sostenía un par de diarios y unas cajas de vino, mientras reía y aplaudía mirando como las luces del fuego bailaban en el suelo. Mientras tanto, un hombre encendía un habano junto a su amigo muerto. Me gustaría poder decirle a mi viejo que tenía razón.

Mariano Brañas.


sábado, 1 de diciembre de 2007

Desearía ser un chico frívolo

Desearía ser un chico frívolo. Que solo piensa en las frivolidades de la vida. Que no le preocupasen los problemas éticos o que no se calentase por las cosas intelectuales en la vida. Que no me defraude no comprender al mundo. Como esperar que me comprendan cuando ni siquiera puedo comprender al mundo. Un fin anticipado es también un fin.