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miércoles, 27 de febrero de 2008

No he Encontrado el Amor de mi Vida: Más Libertad.

Mientras estuve en Estados Unidos trabajé en un hotel. Saliendo, un día, saludo a una compañera y a una muchacha rubia muy linda que estaba con ella, que pensé que era de housekeeping porque estaba vestida de gris, pero resultó ser la hija. “Él es frcass, el argentino”, le dice mi compañera a su hija, que se pone colorada y vuelve a saludarme. Nunca fui bueno para darme cuenta cuándo le gustaba a alguien, pero esta vez me pareció bastante obvio, pero, hija de una compañera de trabajo con la que no tenía demasiada relación, era complicado que la volviera a ver. Así que decidí decirle a todo el mundo lo linda que me había parecido la muchacha rubia, esperando que alguien cometiera la indiscreción de decírselo a mi compañera, que ésta se lo dijera a su hija, y que ella hiciera el esfuerzo por volver a verme. Finalmente, la que lo hizo, fue una de mis room-mates. Otro día, en el break para almorzar, mi compañera recibió un llamado de su hija. Para ponerme incómodo, la puso en speaker, justo cuando ella le pedía que me sacara una foto y se la mandara. No la dejé que me fotografiara y le dije que me diera el mail de la hija que yo le mandaba. A partir de ahí, nos mandamos algunos mails y fuimos a comer un par de veces y a una feria. Siempre con toda la familia presente. Madre, hermano, tía, primos. Nunca a solas. Cerca de la fecha de mi regreso, le escribí que por falta de tiempo, habían muchas cosas que no podría hacer, como ir a Las Vegas, pero que no me iría sin un beso de ella. Respondió que no me iba a besar, que no tenía sentido si yo ya me iba. La noche antes de mi regreso, fuimos a comer con un grupo de gente incluyendo a mi compañera. En la despedida le dije que le diera más libertades a su hija o se le iba a volver en contra. Me acosté y un par de horas después me levanté para irme al aeropuerto. Una vez en la Argentina, me encontré en el Messenger con otra de mis room-mates, que me dijo: “No sabes, al ratito que te fuiste para el aeropuerto, llegó la hija de tu compañera a buscarte. Pero le dijimos que ya te habías marchado”.

frcass


ANEXO.
Los pelos de mis pies se peinan raya al medio.

domingo, 24 de febrero de 2008

Lo que Viene.

Todo hoy en día es una trilogía. Está la trilogía por duplicado de La Guerra de las Galaxias, la de El Padrino, la de El Señor de Los Anillos, El Hombre Araña, Shrek y seguimos. Por eso, nohevivido no podía quedarse afuera de esta moda y a partir del miércoles que viene estrena su primera trilogía, No he Encontrado el Amor de mi Vida. Más adelante aparecerá la segunda trilogía, No he dicho Adiós, que debería ser la última pero uno nunca sabe qué se le puede ocurrir.
Así que ya saben, a partir del miércoles tendrán una trilogía de amores frustrados primero y muerte después, y que viva la vida.

frcass.

miércoles, 20 de febrero de 2008

No he compuesto una Canción.

La muerte tiene algo de poético. Bastante, en realidad. Ha sido la inspiración para grandes creaciones. Musicales, por ejemplo. El asesinato de sus tías, inspiró a Fito Páez a escribir Ciudad de Pobres Corazones; la muerte de su hijo, a Eric Clapton a escribir Tears In Heaven; y su propio e inminente deceso, inspiró a Freddie Mercury a escribir The Show Must Go On. Del lado opuesto a estos músicos que tuvieron a la muerte como musa, está Elvis Presley. El tipo vivió una vida de película (es más, tiene una película sobre su vida, con Jonathan Rhys Meyers), cambió la historia de la música (era, entre otras cosas, el ídolo de John Lennon), pero su muerte fue casi absurda. Murió sentado en el inodoro (se encerraba en el baño para que su séquito no lo molestara), leyendo y comiendo melón. Al morir, se cayó para adelante y se rompió los dientes, por lo que, apenas lo encontraron, creyeron que había sido asesinado. Yo una vez me atraganté con un caramelo Stani. Para ser precisos, cuando tenía catorce años me atraganté con un caramelo Stani en el colegio. En realidad no fue con el caramelo, sino con la saliva mezclada con el jugo del caramelo. Preocupado por el qué dirán, me metí en el baño, para que nadie me viera, y tratar de solucionar la situación. Y el agua pasaba, pero el aire no. Y me empecé a desesperar. Justo entró al baño Rafa Gorgory, un compañero de mi hermano, un año mayor que yo, y le empecé a hacer señas (no podía emitir sonidos) para que me golpeara la espalda, que me ahogaba. Desconcertado, sin entender, me miraba y sólo decía "¿Querés que llame a tu hermano?". En un último esfuerzo llegué a decir: "Golpeame". Así hizo y el aire pasó por mi garganta y llegó a mis pulmones. Aire. Qué rico aire. Había estado como un minuto sin respirar, que parece poco pero es demasiado. Y me salvó Rafa Gorgory. Si no, hubiese muerto en el baño. Como Elvis. Pero sin la gloria.

frcass.


ANEXO.
Anoche soñé que yo era Michael Scofield.

sábado, 16 de febrero de 2008

No han Vivido: Axel Marazzi.

“Fue culpa mía por haber pateado mal”, dice Fede. “Fue culpa mía por no atajar el penal”, dice Bocha. “Fue culpa mía por no pasártela a tiempo”, dice el Colo. “Es culpa nuestra este vestuario en silencio”, dicen todos. Y a todos se nos hace un nudo en la garganta. Nos duele el alma.

“No es importante, ni el fin del mundo, arriba chicos, somos segundos…”, dice el morocho de pelo largo que no me acuerdo cómo se llamaba y todos se ponen a festejar. Y a todos se nos pone la piel de gallina. Descubrimos lo que es la hidalguía deportiva.

Gastón, el de rulos, está en silencio. No siente que nada en la derrota ante los Killer fue culpa suya. Y cuánta razón que tiene. Gastón es la estrella, el alma del 25 de Mayo (al menos hasta la irrupción de Gamuza). No por nada usa la 10 bajo esos rizos dorados. Y cuán importante será para que Los Cebollitas salgan campeones del mundo, con lo que dejarán atrás el histórico mote de subcampeones como epílogo del programa (no sin antes enseñarle a todos los niños una valiosa lección quemando vivo a Don Lucero).

Después de despedirse del personaje de Gastón, Axel Marazzi deambuló por varios programas de Telefé sin demasiada suerte. Y nada más. Su carrera se estancó y las malas lenguas dicen que habríaxse visto envuelto en un oscuro incidente (habría recibido una golpiza por intentar robarle un vino a un grupo de jóvenes). Pero en la Internet, Marazzi encontró un lugar para poder expresar sus gustos y sus fotos (observando.tumblr.com y flickr.com/photos/amarazzi). Fue su relanzamiento, para hoy, a los veintiún años, haberse reinsertado en el mundo del cine (aún con la porra). Sí, hoy trabaja en un video club de Quilmes.

frcass.



ANEXO.
En la película Children of Men (Hijos del Hombre), la persona más jóven del mundo es un argentino llamado Baby Diego. El actor que hace de Baby Diego es Coqui de los Cebollitas.


miércoles, 13 de febrero de 2008

No he escrito un Best Seller.

Marzo de 2043.
A las nueve de la mañana suena el despertador. Lo apago rápido. No debería ni haber sonado, hoy es sábado. Me olvidé de sacarlo. Giro sobre mi brazo izquierdo poniéndome de frente a mi mujer. Ni se inmutó por la alarma. Duerme. Con expresión de desprecio. Las sombras que se le forman en la cara parecen hechas con carbón. Era linda. Muy linda. Podía hacer que yo hiciera cualquier cosa. Lo que fuera. Quiero seguir durmiendo. No puedo. Su brazo derecho pasa a mi lado de la cama. Es una idiotez. Lo sé. No debería molestarme. Pero me molesta. Mucho. Aunque cierre los ojos no puedo dejar de ver ese brazo invasor. No puedo seguir durmiendo. Me levanto. Voy al estudio, donde tengo mi computadora. Donde yo debería estar escribiendo mi próxima novela. El best seller.

Hace dos años que no escribo nada. De la editorial no me presionan. Creo que ya no quieren que la escriba. Hace unos cuatro años salió mi primera novela. Se vendió bastante bien. No fue un éxito pero se agotó la primera tirada. Mi agente entusiasmó al editor y decidieron hacer una segunda tirada incluyendo publicidad. Fue un fiasco y le hizo perder mucha plata a la editorial. Según el editor, fue culpa mía, porque fui a un programa de televisión e hice sentir incómoda a la conductora. “Nadie compra libros de amor de un tipo que da miedo. Si hubieses escrito un policial estaríamos nadando en plata”, me dijo. No me quejo. Con los artículos que escribo para Clarín (para los Suplementos de Cultura, Espectáculos y Deportivo) y para un par de revistas de acá y de afuera me alcanza para vivir de la escritura.
Prendo la computadora. Reviso los mails. Tengo uno de un evento al que no voy a ir, que elimino, y otro de mi hijo varón menor titulado “RE: Sueños”. Ayer le mandé un mail diciéndole que había soñado que estábamos en un barco pirata y que él vomitaba por la borda mientras yo le sostenía el pelo. No lo soñé. Lo inventé para tener una excusa para escribirle. Desde que se fue de casa lo extraño mucho. Mientras leo el mail escucho que mi mujer se levanta. Pasa por delante de mi estudio. No me saluda. Va a la cocina y pone TN. Leo el mail de mi hijo. Dice: “No te preocupes, Papá, ya me voy a cortar el pelo. Saludos”. Sonrío. Qué pibe este. Me levanto y voy a la cocina. No puedo dejar de sonreír. “¿Qué pasa?”, me dice. Seria. Con cara de enojada. Con cara de vieja malhumorada. “Me quiero separar”, respondo. “Ah”, dice. Abre la heladera. Se sirve jugo de naranja. Le da dos tragos. Agarra el control remoto. Cambia de canal.

frcass.



ANEXO.
Hoy sólo quiero decir que Ortega hace todos los pases mal.

sábado, 9 de febrero de 2008

No han Vivido: Paul McCartney.

En 1967, salió a la venta el Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band de Los Beatles. Justo después de Within You Without You, en la pista número nueve, estaba una canción de amor que le había escrito Paul McCartney a su mujer Linda, llamada When I’m Sixty-Four (Cuando Tenga Sesenta y Cuatro). Sir Paul se imaginaba un futuro junto a ella, en el que ella tejía, él reparaba tomacorrientes y después, juntos, trabajaban en el jardín (“Quién podría pedir más”, dice en la canción). Y todos los veranos, irse a la Isla de Wight, con los nietos: Vera, Chuck y Dave.

El 18 de junio de 2006, Paul McCartney cumplió sesenta y cuatro. Para ese entonces, su mujer, Linda, había muerto hace ya varios años de cáncer; Paul se había vuelto a casar con una modelo de una sola pierna llamada Heather Mills de quien se divorció en 2006 y con quien tuvo una terrible batalla por la división de bienes y por la tenencia de su hija, Beatrice, de tan sólo dos años; y tenía cinco nietos, dos de ellos mayores que su hija más pequeña: Arthur, Elliot, Miller, Beckett y Bailey (la única niña). Ni Vera, ni Chuck, ni Dave.

frcass.

miércoles, 6 de febrero de 2008

No he ido a lo de Tinelli 2.

A unos metros, un hombre se ríe. Cuando lo miro me dice, entre una pitada y otra: “Los hombres de ojos amarillos suelen reírse solos”. Él también tiene los ojos amarillos…

Quiero poner mi cara más amable. De sonreír. Pero sé que no lo logro. El hombre de los ojos amarillos, el otro, el que no soy yo, vuelve a darle una pitada a su cigarrillo, sin dejar de mirarme. Tratando de parecer que le resto importancia a la forma en que me observa, comienzo a pasear la vista por la Terminal, concentrándome en el lugar vacío en el que estacionará mi micro. Pasan diez, treinta, cuarenta y cinco segundos y el hombre sigue mirándome, como mira un padre a su hijo dibujar. Saco el celular del bolsillo de mi bermuda y miro la hora. 21.50hs. No me cambia nada. No sé a qué hora viene el trasbordo. Sí, pienso, debería llevar a arreglar mi reloj pulsera. Es muy incómodo mirar la hora del celular. Aún observándome, el hombre dice:

Armate de paciencia, pibe, que ese micro a Buenos Aires no llega.

Lo miro asintiendo, levantando las cejas, que es mi gesto amable. Para mi interior, me digo, “No me vas a coger, viejo de mierda”. El hombre vuelve a reír y estoy cada vez más incómodo. De la mochila saco unas tortillas (una especie de pan sin levadura) y empiezo a comer. Tengo que parecer ocupado.

Tortillas, ¿eh? Me encanta a mí. ¿Las compraste en Jesús María?Asiento, ya sin mirarlo. No sabía que las tortillas de Jesús María fueran tan famosas. Bah, tu hermana te las compró—, agrega.

Lo miro. Este me está siguiendo. ¿Cómo puede saber eso? Lo miro fijo. Los ojos se me ponen vidriosos. El micro no llega a Buenos Aires porque este nos va a matar a todos. O, lo que es más importante, me va a matar a mí.

­No te preocupes, el perro va a estar bien—. Quemú Quemú, el perro de mi hermana, estaba con garrapatas. Mi hermana le puso Off para matarlas, pero el perro se lo lamió y se intoxicó. Así que me dejó en la Terminal y se fue para el veterinario. El hombre de los ojos amarillos ya no me incomoda. Me asusta. Agarro el bolso para irme, no me importa perderme el trasbordo.

—Vos también vas a estar bien. No te voy a matar. Ni a nadie del micro. Pero en la Ruta 9, Kilómetro 92, a la altura de Zárate, se van a trabar los frenos del micro y se van a quedar varados más de seis horas. Igual, tu papá va a salir antes del hospital y te va a ir a buscar. Pero la madre de las chicas que fueron a lo de Tinelli se te va a pegar y vas a tener que llevarla con vos.

—Ah—, respondo confundido.

—Pero vas a estar bien. La gente como vos debe adaptarse al medio para poder sobrevivir. Pero vos no lo hagas. Vas a estar bien.

—¿Voy a terminar bien?

—No. No vas a terminar. Vas a estar bien. Acordate: Vos sos inmortal hasta que se demuestre lo contrario— Y ahí, aunque trato de evitarlo, sonrío, con sinceridad, mostrando los dientes. Y él también sonríe, igual que yo.

—¿Cómo te llamas?—, pregunto.

—Respondo a muchos nombres.

—¿Por ejemplo Dios?

—Por ejemplo Jorge.


frcass.



ANEXO.
Quiero celebrar mi vigésimo post, diciendo que me gusta tu sonrisa.


sábado, 2 de febrero de 2008

No he ido a lo de Tinelli.

Tenemos que hacer un trasbordo en Córdoba Capital, por lo que al llegar a la Terminal, nos bajamos y esperamos a que llegue el nuevo micro, que nos trasladará a Buenos Aires. Por un momento me asusto. No reconozco a las personas que están a mi alrededor. ¿Se habrá ido mi micro sin que me diera cuenta? ¿Podré ser tan idiota? Sí, puedo, pero, ¿se fue? Cuando veo a un pibe con camperita de Suiza me tranquilizo. Es el que se bajó antes que yo. Tengo que esperar nomás. Odio esperar. A unos metros, otros jóvenes que también esperan, se convidan un cigarrillo e inician una conversación. El único momento en que me gustaría fumar es cuando espero. Los que fuman no parecen aburrirse. Parecen estar haciendo algo interesante. El momento en que me alegro de no fumar es el resto del tiempo. Además, me salva de iniciar conversaciones mínimas con extraños. Bastante tengo con mi compañera de asiento que me cuenta que sus hijas fueron a lo de Tinelli y llevaron salames. Un día de estos tomo coraje y, cuando alguien quiera iniciar una conversación de esas, le digo: “Sorry, no hablo espanol”. Unos días antes, en Córdoba, fui a un boliche con tres amigos y uno me dijo que me hiciera pasar por yanqui. Entonces le empezó a hablar a una chica y en un momento le dice: “Él es un amigo mío de Estados Unidos”. Me acerco, la saludo con dos besos (costumbre europea y correntina, no yanqui, pero ella no detecta mi error cultural) y cerca de su oído digo, “Do you speak english?”. Pero, no, no hablaba inglés. Y me tuve que quedar el resto del tiempo callado mientras los demás hablaban en castellano. Todavía esperando el micro me río solo. Unos minutos después veo subirse a un micro rumbo a Humahuaca a una mina rapada a la que había visto en el mismo boliche, y a la que, después de un par de tragos, le grité “¡Sinead O’Connor!”. Otra vez, río sólo, esperando el micro que me lleve a casa. A unos metros, un hombre suelta una carcajada. Cuando lo miro me dice, entre una pitada y otra: “Los hombres de ojos amarillos suelen reírse solos”. Él también tiene los ojos amarillos.

Continuará.

frcass.



ANEXO.
Cuando Batman aplaude, ¿bate palmas?