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martes, 22 de enero de 2008

No he visitado Cuba.

El psicoanálisis dice que la primera cosa que separa al hombre del animal es la prohibición del incesto. En otras palabras, no serruchar con los parientes es más importante que la capacidad de razonar, por ejemplo. Y a pesar de que se pueda creer que esta es una más de las tantas reglas sin sentido que impone la Iglesia Católica, en realidad parte de una base científica. Todos sabemos, que cada ser humano hereda los genes de sus padres. Si uno de ellos tiene un gen defectuoso, es posible que sus hijos lo hereden. Y a su vez, éstos se lo pasarán a sus propios hijos. Ahora, si una de estas personas tiene un hijo con otro miembro de su familia, la posibilidad de que el nuevo niño tenga ese gen defectuoso se multiplican. Así pasó con los miembros de la Coronas Europeas, que en un principio se casaban para unir lazos, hasta que llegó un punto que todos eran parientes de todos. Y eran cada vez más deformes.

En un experimento fallido, el aparentemente cura Gargamel, creó una nueva raza de humanoides que llevaron el nombre de Pitufos. Los Pitufos vivían en una especie de aldea de hongos alucinógenos, bajo un sistema comunista. Lo que hacen es para todos, con un líder paternal, Papá Pitufo, que administra y ordena. En realidad, Los Pitufos (originalmente Les Schtroumpfs), son una creación del dibujante belga Peyo, a quien no conozco demasiado, pero que alguna fijación con el incesto debe tener, pues imaginó un mundo en el que noventa y nueve pitufos macho, se desvelaban por darle a la única hembra (Pitufina), a pesar de ser todos hijos del mismo padre.

En este momento, Usted estará esperando una sórdida historia de incesto entre Francisco Cásserly y algún familiar. Pero no, lo siento, nunca hice nada incestuoso. Y eso que tengo veinticuatro primas (Sole, Paula, Lucila, Mercedes, Pía, Florencia, Mariana, Catalina, Paz, Luli, María, Clara, Ángeles, Agustina, Carolina, Sofía, Magdalena, Luz, Inés, Laura, Flopi, Keila, Muriel y Catalina2). Lo que voy a hacer es contar la Navidad en la que mi hermano, mi primo y yo nos pasamos burlándonos de un chico bastante tarado que estaba ahí (el hijo de la hermana del marido de la hermana del marido de la hermana de mi mamá o el hijo del concuñado de mi tío), para enterarnos, volviendo a casa, que tenía un retraso mental. Bueno, quizás haya sido fruto de un incesto.


frcass.


ANEXO.
Dos cosas que creo que no voy a escuchar nunca en mi vida: "Ese bebé se depila el entrecejo" y "Disculpe, pero creo que este profiterol es suyo".

4 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajjaja, quizas no escuches nunca la frase del profiterol porque aca le dicen bombitas de crema o dulce de leche, si viajas quizas la escuches!

Anónimo dijo...

ahhhhh! y no te metas con los pitufos! son sagrados!!
aparte si tenes un muñequito de un pitufo a la noche se despierta y te mata!! muejeje
recuerdo q tire dos o tres a la basura por eso, cuando era niña jajajaj

frcass dijo...

Cynchu:
La verdad, no sé qué decir. El silencio es salud.

mina. dijo...

este post me provoca decir: a ver para cuándo un nuvo post.