
Existe un mito que dice que si uno sueña su propia muerte, ya no despierta. Yo la soñé. Un grupo de personas creyó que yo había empujado a un nene que pedía monedas en la boletería del tren de
Según Las Ruinas Circulares, el soñado se sabe soñado porque no siente dolor. Yo siento dolor. Tengo lastimada la rodilla izquierda. Si la flexiono mucho me duele. Eso es real. Ella también tiene lastimada la rodilla. También la izquierda. También le duele si la flexiona. Mi lesión es de ligamento y la de ella de rótula. Pero sigue siendo la rodilla izquierda. Y mi dolor puede ser su dolor.
Cuando tenía trece años, soñé que me tocaban el timbre. Sonámbulo, me asomé por la ventana para ver quién era y me caí. De la misma altura se tiró Juan Castro cuando se suicidó. Pero yo no me hice nada. No me quebré, fisuré, ni esguincé nada. Solamente me hice un par de moretones. Un par de años después, mi mamá me dijo que estaba convencida de que un ángel me había atajado. No fue eso. Yo no podía morir. La chica que me imagina no me conocía.
Una cosa más: Si me estás imaginando, imaginame un final feliz.
ANEXO.
Conozco una chica de apellido De Dios cuyo teléfono termina con 666.